Encuentro con el GIGANTE BLANCO

Crónica en primera persona sobre la excursión de buceo con el famoso "White Shark" en Mossel Bay, Sudafrica

     Comentarios
     Comentarios

Mossel Bay como casi todo el sur de Sudáfrica, incluyendo Ciudad del Cabo, es lo más lejano en apariencia al África que uno imagina. Una mezcla de historia inglesa-holandesa hace que el ambiente se parezca mucho a un pedazo de Europa aterrizado en el lugar equivocado.

La ciudad es pequeña y sumamente tranquila y prolija. Está asentada en una pequeña península y es un lugar portuario y turístico. La cuestión es que es uno de los lugares ideales para hacer realidad nuestro sueño, por accesibilidad y cercanía con Seal Island, uno de los sitios conocidos por la importante presencia de Tiburones Blancos.

Hay un sinnúmero de operadores que ofrecen el buceo con el único “White Shark” sin embargo es importante reservar antes por una cuestión de cupos. Así lo hicimos y al día siguiente nos buscaron por el hotel para llevarnos al puerto. Cuando llegamos, temprano, completamos cada uno su ficha personal, firmamos la indemnidad para la empresa en caso de accidente o ataque del famoso Tiburón y nos invitaron con un sencillo desayuno mientras esperamos por el resto de los pasajeros. Cuando estuvimos completos nos dieron una concisa charla de seguridad y de ahí partimos al barco. El viaje hasta el punto de “encuentro” tomo unos 15 y una vez ahí la tripulación tiro el ancla. Nos entregaron nuestros trajes de neopreno y mascaras para que estuviéramos listos. Mientras nos cambiábamos parte de la tripulación se dedicaba a tirar por la borda cantidades increíbles y nauseabundas de cabezas de pescado, entrañas, órganos, escamas y sangre. El cebo no se hunde sino que forma una “película” que flota y se traslada según el día, “buscando” de alguna forma los tiburones cercanos.

Nunca había visto un animal tan majestuoso y a la vez tan grande, tenía el tamaño de un auto mediano (más de 5 metros) y la elegancia de un modelo de Dior.

El capitán entonces dijo  “se puede tardar entre 2 minutos y 2 horas para ver un tiburón que se acerque lo suficiente…o puede que no se acerquen nunca”.  Pasaron más de 45 minutos en los que comenzamos a creer que fracasaría el viaje hasta que en un momento los gritos y alaridos de todos arriba del barco nos indicaron que algo había. A unos 40/50 metros se alzaba una de esas aletas de película, gris oscura, suave cortando el agua en dirección a nosotros. La calma desesperanzada paso a la locura y el vértigo. La tripulación saco la caja de acero que se cuelga al costado del barco y que reposaba a popa para sumergirla en el mar. La jaula queda sumergida casi completamente excepto por su parte superior en donde además está la entrada. Nos abalanzamos a la jaula sin dudarlo y fuimos los primeros en ingresar al agua helada. La adrenalina te coloniza el cuerpo y todo se reduce a tomar aire y con los brazos empujar para hundirse. EL agua verdosa tardo un segundo en dejar a la vista emergiendo de las tinieblas insondables del mar un tiburón de un tamaño descomunal. Nunca había visto un animal tan majestuoso y a la vez tan grande, tenía el tamaño de un auto mediano (más de 5 metros) y la elegancia de un modelo de Dior. Se paseo un par de veces frente a nosotros buscando los trozos de carnada que le seguían tirando desde cubierta. Con el corazón a mil revoluciones casi nos olvidamos de respirar. Los grupos bajan a la jaula unos 30 minutos en promedio, que mirando y estando tan cerca del famoso “Great White Shark” pasan como si no existieran.  El espectáculo es sobrecogedor porque el tiburón se acerca bastante y como la carnada flota y se mueve muchas veces nos choco la jaula con la cola y una vez con la nariz, para la leyenda quedara la afirmación (incomprobable) de uno de mis amigos que salió del agua al grito de “!Lo toque, lo toque!” 

No todos los tiburones son iguales

El Gran Tiburón Blanco es el único de su especie que puede sacar la cabeza del agua para mirar o incluso atacar. También tiene la particularidad de estar condenado al movimiento continuo porque si se quedara quieto se hundiría sin solución. La hembra (la que vimos nosotros por ejemplo) es más grande que el macho pudiendo llegar a medir más de 6 metros. Su sentido del olfato es tan fino que puede distinguir una molécula de sangre en un millón de moléculas de agua

Un poco de show nunca viene mal

En este tipo de paseos, a diferencia de otros como el buceo autónomo con Tiburones, se busca despertar la agresividad del tiburón con carnadas que se arrastran fuera del agua, golpes en la superficie  y cosas por el estilo. La clásica fotografía del Tiburón Blanco con la boca abierta fuera del agua se logra tirando de una soga que tiene en el extremo la cabeza y los órganos de un pez de gran tamaño.

Comentarios