¿Cuál es el negocio más debilitado dentro de la cadena ganadera?

Según un informe del mercado ganadero, Rosgan, que expone la situación de todos los eslabones de la cadena, con costos crecientes y demanda estancada

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A pesar de las restricciones que impuso la cuarentena en varias actividades, el nivel de faena de abril fue alto. De acuerdo a los datos finales, durante el último mes se faenaron 1.160.752 animales que representa un 8,22% superior a la faena del abril del año pasado. En los primeros cuatro meses del año, la faena total alcanzó los 4.400.502 animales, un 4,45% más que lo faenado en igual período del 2019.

El informe del mercado ganadero, Rosgan, señala que el mayor volumen procesado contribuye a reducir los crecientes costos de toda la cadena. "Consideremos que, además del aumento de costos laborales, impositivos y de estructura en general, común a toda actividad productiva, la cadena de la carne está sufriendo actualmente un extra costo debido a la pérdida del valor del cuero, uno de los principales componentes del recupero o crédito bruto de la faena", advirtieron.

Desde que se inició el período de cuarentena, las curtiembres dejaron de retirar los cueros crudos de las plantas frigoríficas lo que suscitó un enorme problema a la industria, incluso desde el punto de vista del manejo sanitario.

El valor del resto de los subproductos que componen este recupero no ha caído, de hecho el sebo vacuno se vio beneficiado por la mayor demanda de jabones e incluso el expeler se mantuvo sostenido. Sin embargo, el valor cuero - que representa en promedio un 7,5% del peso del animal vivo- se redujo literalmente a cero.

Esto lleva a los frigoríficos consumeros a cobrar entre cinco y ocho pesos por kilo en gancho el servicio de faena y a un aumento equivalente en los costos del resto de la industria, explica el informe.

"Claramente este extra costo termina ajustándose hacia atrás, impactando sobre el valor de la hacienda o hacia adelante, en un mayor precio de la media res y por ende, del kilo de carne pagado por el consumidor", señalan desde el Rosgan.

Según explican desde el Rosgan, esta suba de costos se ha estado trasladando en mayor proporción al precio de la hacienda que al precio de la carne al mostrador. 

Más allá del aumento de costos generales que enfrenta toda la cadena, el bajo valor del ternero medido en dólares representa una oportunidad de compra al tiempo que evita quedarse en pesos ante la incertidumbre cambiaria vigente. Esto lleva a que muchos criadores no estén volcando plenamente sus terneros al mercado y que los invernadores tradiciones compitan fuertemente con el feedlot para aumentar las recrías e incluso lleguen a completar su terminación, dado los muy bajos precios que ofrece hoy el maíz.

Esto explica por qué, en plena zafra de terneros, los feedlots aún no están logrando llenar sus corrales al ritmo que lo hacían un año atrás. De acuerdo a los últimos datos relevados por la Cámara Argentina de Feedlots, a inicios de mes el ingreso de animales a los corrales superaba en un 24% el nivel de egresos, lo marca una clara fase de ‘llenado’ de los corrales. Sin embargo, a igual fecha del año pasado este indicador mostraba un 64% más de ingresos que de egresos.

Si bien es cierto que la relación de compra del maíz se encuentra en niveles muy atractivos, con un cereal que ha caído cerca de un 15% desde fines de marzo a la fecha, el valor de la invernada sumado a los mayores costos de estructura, restringen fuertemente el margen del engorde intensivo.

El escenario más optimista en un mercado recesivo es el estancamiento. En suma, en un contexto de costos crecientes, una desaceleración económica y una mayor dependencia –al menos transitoria- del consumo doméstico, la cadena de ganados y carnes por algún lado debe ajustar. Hasta el momento, pareciera ser que el eslabón más debilitado dentro de la cadena es el feedlot, en lo que debiera ser uno de los períodos de mayor actividad estacional.

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