El gobierno trabaja para abrir y universalizar los medios de pago del transporte público y poner a competir a la tarjeta SUBE,  a través del pago con celular, tarjeta u otro medio de pago.

El decreto que prepara el gobierno planteará un sistema abierto con dispositivos que se ubicarán en colectivos y estaciones deberán aceptar todas las tarjetas, bancarias o de fintech, de débito, crédito o prepagas, sin ninguna distinción. No habrá marcas o bancos con exclusividades, ni siquiera temporarias.

Esto, en paralelo, abrió un debate, fundamentalmente en relación a las comisiones que pagará el nuevo sistema, cómo cobrarán las empresas de transporte, cómo será el manejo de los datos privados de los pasajeros y también sobre quiénes deberían hacer las nuevas inversión para actualizar el sistema.

Si bien funciona, la operación de SUBE ya lleva más de una década y no tuvo mayor actualización tecnológica, algo que se hace evidente en las dificultades para extender los saldos negativos o el máximo de dinero a cargar por tarjeta, además del doble paso para validar la carga que se hace virtual. También tiene una estructura de personal que parece haber crecido mucho y de manera innecesaria, con poca prestación de desarrollo tecnológico y escasos servicios de atención al público.

¿Cómo se haría el control de las operaciones para el pago del subsidio con esta potencial dispersión de medios de pago? Los teléfonos móviles serían una opción para resolver mayor y mejor acceso de pago, una alternativa que nunca quiso ser desarrollada por Nación Servicios, el organismo oficial a cargo de la red.

El sistema bancario cuenta con el desarrollo, recurso humano y tecnología para facilitar el pago del transporte público con tarjetas contacless y NFC.

Pierpaolo Barbieri, CEO y fundador de Ualá, festejó la iniciativa. “Más opciones para el consumidor. Menos monopolio. Mejor. La competencia nos eleva”, dijo en X. “Todavía recuerdo la primera reunión que tuvimos en SUBE, en 2016. No habíamos lanzado Ualá. Sugerí emular el sistema de Londres, Oyster, y que cada uno pudiera pagar con cualquier tarjeta”, dijo Barbieri. La respuesta que recibió, señaló, fue “olvídate, nene, acá nunca”.

En el mercado se estima que las comisiones que hoy cobra Nación Servicios del 7% podría bajarse al 0,8%.

El proyecto especifica también que las terminales “deberán ser financiadas por los medios de pago, quienes también podrán poner promociones especiales”.

Desde sectores de oposición hay objeciones a la iniciativa. Por un lado, reconocieron que la operación de la SUBE tiene un notable retraso tecnológico y el costo de la comisión. pero insistieron en que la SUBE es un sistema integral, no solo un medio de pago, ya que contiene datos personales, tarifa social, información financiera, con lo cual la dispersión de los medios de pago podría vulnerar la privacidad de millones de usuarios.

Otra objeción fue que las tarjetas de crédito pagan a los 18 días, mientras la SUBE a las 24 horas. Más dudas: es cómo, con tanta dispersión de medios de pago, se haría el control de operaciones para el pago de subsidios en el boleto o la aplicación de la tarifa social.

En el sector de transporte miran con mayor escepticismo aún. Consideran que es sólo un negocio que interesa a los bancos y ponen dudas sobre la articulación del sistema con bases de datos que no estarán unificadas. Respecto a las comisiones dudan que después de avanzado el sistema de a poco no vuelvan a los niveles que hoy se cobran, ya que se preguntaron quiénes pagarán las inversiones y actualizaciones tecnológicas.

En cuanto a la tecnología, el borrador del decreto apunta al uso de tarjetas contactless que permiten el pago con solo acercarlas al lector, ya sea el plástico o bien el teléfono celular que las lleva cargadas, en el caso de quienes usen billeteras como Google o Apple Pay. Se menciona el uso de la tecnología NFC como la alternativa principal.