En el comienzo del año, el negocio lácteo quedó bien marcado. Con un mercado interno muy resentido, producto de un poder adquisitivo muy golpeado, la exportación va ganando terreno a paso firme.
En el primer bimestre del 2024, el consumo per cápita sufrió una fuerte baja. De acuerdo a datos proporcionados por el Observatorio de la Cadena Láctea Argentina (OCLA), con información del INDEC y la Dirección Nacional Láctea, el volumen se ubicó en 170,8 millones de litros. Se trata de una de cifra notablemente inferior a la registrada en el mismo período de 2023: 190,5 millones de litros.
En efecto, las ventas de productos lácteos en el mercado interno registraron bajas importantes. El acumulado del primer bimestre del año muestra una caída del 17,3% en volumen de productos y del 12,7% en litros de leche equivalentes (-14,2% en el promedio diario).
La contracara es la exportación. El precio de la leche en polvo entera a nivel global, que en la última subasta de Fonterra arrojó un valor de 3.246 u$s/tn, resulta atractivo para que las industrias apunten los cañones hacia allí. Cabe recordar que dos de las tres principales empresas lácteas que operan en Argentina son multinacionales y su política está bien clara: donde hay rentabilidad, hacia allí irá el negocio.
En efecto, la exportación registró un guarismo del 32,4% en el primer bimestre, cuando en el mismo período de 2023 se había ubicado en 23,9%. Claramente se observa un crecimiento del negocio que viene a "equilibrar" las cuentas de la industria pero que, al mismo tiempo, pone sobre la mesa el deterioro del mercado interno.
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