Ahora que acompaña el clima, el "cachetazo" al trigo se lo da la política y la economía

El informe de pre campaña realizado por la Bolsa de Cereales de Buenos Aires muestra condiciones óptimas para la siembra, pero el largo plazo genera interrogantes. Sin embargo, el escenario macroeconómico provoca demasiado escepticismo

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Durante las últimas seis semanas, la Bolsa de Cereales de Buenos Aires llevó adelante el relevamiento de pre-campaña 2024/25 de trigo. A pesar del elevado nivel de incertidumbre que arrojan los resultados preliminares, la situación actual se sitúa, a diferencia de las últimas 3 campañas, frente a un escenario agroclimáticamente favorable para la siembra. 

"Con la activación tardía del fenómeno de “El Niño”, que desencadenó lluvias abundantes durante marzo y abril sobre toda el área agrícola dificultando las labores de recolección de gruesa, se dio la recuperación al menos parcial de las reservas del perfil. Esta recuperación apuntala la intención de siembra del cereal fundamentalmente sobre el margen oeste del área agrícola.

Sin embargo, los expertos sostienen que hay otros factores a considerar que tienden a frenar dicha intención. A pesar de la considerable mejora en las reservas del perfil, la previsión de un año atravesado por el fenómeno “La Niña”, lleva a muchos productores a optar por realizar barbechos largos, con el objetivo de reservar la humedad almacenada recientemente para los cultivos de gruesa del próximo ciclo. 

Por otro lado, el marco económico establece algunos obstáculos a la hora de definir el planteo productivo del cereal. Los costos elevados de los insumos dados los precios del cereal comprimen los márgenes proyectados afectando la competitividad del cultivo.

En consecuencia, tras la recopilación de los datos más relevantes que delinearían la intención de siembra para el próximo ciclo, se observa una posible estabilidad en el área de siembra del trigo, igualando las 5,9 MHa alcanzadas durante el ciclo anterior, pero quedando supeditado a la evolución de las variables no solo climáticas, sino principalmente de las económicas de aquí hasta el momento de comenzar con las labores de implantación.

"Al analizar esta cifra en un contexto más amplio, observamos que esta proyección de superficie representa una disminución del 6,9% en comparación con el promedio de las últimas cinco campañas", describen los especialistas.

Escenario climático

El otoño del año 2024 se presenta con una complejidad climática que refleja la activación tardía del evento “El niño”, con precipitaciones sobre lo normal en prácticamente todo el territorio nacional, y un inicio de temporada de heladas en fecha normal, a diferencia de la temporada pasada.

El invierno del año 2024 marcará el final del ciclo climático 2023/24 y el inicio del 2024/25. Respecto al fenómeno "ENSO", se observa una reducción significativa en las diferencias entre las perspectivas más optimistas y pesimistas. Actualmente, la mayoría de las previsiones apuntan hacia un estado dentro del rango "Neutral Frío", con una tendencia gradual hacia un "La Niña". En este escenario, se espera que la región NOA registre precipitaciones superiores a lo normal, el centro de la Región Pampeana observaría precipitaciones algo inferiores a lo normal y la región del Chaco y norte, este y sur de la región pampeana registrarían precipitaciones cercanas al rango normal. En cuanto a las temperaturas, se espera que los eventos de heladas alcancen intensidades fuertes, pero finalizarían a mediados/fines del mes de julio.

Para la primavera del año 2024, comenzarían a manifestarse la baja en las precipitaciones y el aumento de las temperaturas respecto a los valores normales en la mayor parte del área agrícola, a excepción de la región NOA y el noroeste de la región del Chaco que experimentarían un comienzo de la temporada de lluvias normal a superior a lo normal. Sin embargo, para el verano el fenómeno de “La Niña” alcanzaría su máxima expresión y se extendería sobre todo el territorio nacional, donde solo algunos focos aislados del centro del área agrícola recibirían aportes normales a algo superiores a lo normal.

Escenario económico

A medida que nos acercamos al inicio de la próxima temporada de siembra fina 2024/25, nos enfrentamos a un período de alta incertidumbre el cual surge de una combinación de factores relacionados con el mercado, el clima, la política y la economía. De hecho, desde CRA (una de las entidades que conforma la Mesa de Enlace) manifestaron la necesidad de contar con reglas claras con respecto a las retenciones: eliminarlas o presentar un plan de reducción gradual para dar las certezas que el productor necesita.

En materia de precios, los granos han sufrido un proceso deflacionario en los últimos años. En el caso del trigo, la significativa reducción se atribuye en gran medida a los amplios suministros provenientes del Mar Negro, donde se espera que Rusia y Ucrania aporten casi 70 millones de toneladas (MTn) de trigo en la campaña 2023/24, según cifras del Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA, sigla en inglés). En particular, Rusia exportaría un récord de 52 MTn, tras alcanzar una producción histórica de 91,5 MTn, luego de dos campañas consecutivas de elevados niveles productivos.

En el plano local, desde principios de marzo, el precio promedio FOB a cosecha del trigo en Argentina ha experimentado una recuperación, alcanzando los 230 USD por tonelada, lo que representa un incremento del 10%, o una ganancia acumulada de 20 USD por tonelada. Este aumento se produce después de las significativas caídas registradas desde abril del año anterior, que resultaron en una reducción acumulada del 19%.

Costos y fertilizantes

Desde el punto de vista de los costos de producción, los precios de los fertilizantes han mantenido su nivel e incluso algunos han registrado aumentos. Específicamente, la urea y el fosfato diamónico han experimentado incrementos del 23% y 5% en comparación con el año pasado. Los precios de los herbicidas también han aumentado en un 5%, mientras que solo los combustibles han mostrado una disminución del 2% respecto a abril del año pasado.

Ante los crecientes costos de producción, el gobierno ha anunciado algunas medidas para mitigar estos impactos, consistente en la reducción de los aranceles aplicados a ciertos herbicidas y fertilizantes nitrogenados. No obstante, esta iniciativa tendría un efecto limitado en la reducción de los costos operativos de la producción. Esto se debe a que los herbicidas, a pesar de que experimentarían una reducción arancelaria más significativa, solo constituyen el 18% de la estructura de costos. Por otro lado, los fertilizantes, que representan, sujeto al tipo de planteos tecnológicos, un 33% de la estructura de costos, tendrían una disminución relativamente modesta en sus aranceles. Estas reducciones arancelarias, si bien positivas, no resultan suficientes para compensar el incremento de costos respecto del año anterior por lo que no logran revertir las tendencias observadas en las relaciones insumo/producto.

En términos concretos, actualmente se requieren 4,55 y 3,22 toneladas de trigo para adquirir una tonelada de fosfato y urea, respectivamente, lo cual supera el promedio de los últimos cinco años, que era de 3,67 y 2,79 toneladas. En lo que respecta al combustible y a los herbicidas, el cociente ha desmejorado un 16% y 17% en comparación con abril del año pasado, siguiendo una tendencia similar. 

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