El USDA sorprende con datos positivos para precios

Por Dante Romano, especialista en comercialización agropecuaria y miembro del Centro de Agronegocios y Alimentos de la Universidad Austral

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La semana pasada el USDA publicó un reporte que generalmente trae pocas sorpresas: stocks y producción. Pero el dato resultó en ambos casos por debajo de lo que esperaba el mercado, y esto disparó algunas subas adicionales en Chicago.

Localmente la falta de lluvias complica al trigo y genera preocupación para la siembra de maíz. Mientras tanto sigue la incertidumbre atada al proceso electoral. Se temen aumentos en derechos de exportación y no se descarta control a las exportaciones. Todo esto tiñe las decisiones de venta de campaña nueva.

En el caso del maíz las existencias norteamericanas al 1 de septiembre estuvieron 8 mill.tt. por debajo de lo esperado. Eso implica que el uso real de esta mercadería resultó mayor a lo proyectado. Los dos grandes componente del uso de granos son el consumo interno y la exportación. Mientras que la exportación es sencilla de contrastar en la realidad, ya que hay datos de embarques concretos, el consumo de maíz está disperso en miles de granjas a lo largo de todo el país, así como de industrias que lo procesan. La producción también está a esta altura fuera de discusión. Con lo que la única variable que queda por tocar es el consumo interno, que evidentemente es mayor a lo que se viene pensando. Como el dato relevado corresponde al último trimestre del ciclo 2018/19, la pregunta es si esto disparará además de menores stocks iniciales, un aumento en el consumo interno para el ciclo 2019/20, y por lo tanto una caída mayor hacia adelante.

Por el lado de la soja la diferencia no fue tan grande: quedó 2 mill.tt. por debajo de lo esperado. Y es importante mencionar que con el ciclo comercial 18/19 cerró con el doble de existencias que el año previo, fruto de la guerra comercial con China. De todas formas es para destacar que frente a lo esperado tuvo una baja. Sólo que el impacto en precios no debería ser tan grande

La incógnita que se plantea ahora para el reporte de oferta y demanda mundial del USDA del jueves próximo, es que habrá que bajar stocks iniciales de este ciclo, y quizás subir la demanda, pero ¿qué pasará con los rindes?

Esa pregunta mantiene en vilo al mercado desde hace tres meses. La siembra tardía tuvo su impacto, pero de acuerdo a los números que maneja el USDA no fue tan fuerte como se esperaba.  Entre la estimación inicial de mayo y la actual, el maíz perdió 30 mill.tt. de producción, pero temíamos ver hasta 80 mill.tt. perdidas. En soja se perdieron 14 mill.tt. de producción entre ambas proyecciones, y también se temía un efecto mayor. El área sembrada parece ya un tema fuera de discusión, pero en cuanto a rindes, por un lado vemos noticias de analistas que creen incluso que podrían ser superiores a los del USDA de septiembre, mientras que los primeros datos a campo dan cuenta de rindes por debajo de lo esperado por los productores. De todas formas, con lo atrasado que vienen los cultivos, tendremos final abierto por un mes más. Hasta que no esté el 50% cosechado, todavía tendremos espacio para sorpresas.

Mientras tanto China sigue comprando soja norteamericana en vistas de una nueva negociación. Es llamativo como los diferenciales de precios de exportación entre EEUU y Sudamérica no respondieron a la guerra comercial con la misma fuerza que el año pasado. Entre junio y septiembre del 2018 cuando entraron en vigor los aranceles, el precio de la soja FOB norteamericana vs la Sudamericana mostró un diferencial de unos 40 USD/tt. Luego cuando las partes se acercaron sobre fin de año se achicó. Pero cuando volvieron a distanciarse, nunca tuvimos tanta diferencia. Es posible que los operadores estén viendo que China reduce las compras mientras tiene oferta sudamericana, pero que cuando la plaza se seca, abre un cupo de importación libre de impuestos para cubrir la brecha. De todas formas, las compras totales de China sobre EEUU bajarían, pero no se eliminarían completamente, y la soja extra que China compra en Sudamérica, desplaza otros compradores, que al abastecerse de EEUU equilibran la balanza.

El problema es la demanda total en tiempos de gripe porcina. El impacto de esto podría no ser tan marcado, dado que el consumidor Chino quiere seguir comiendo carne, lo que genera un incentivo al reemplazo con otras alternativas en el mercado doméstico (crecería la participación de pollo y pescado) como así también la importación tanto de cerdo como de otras carnes. En el balance se perdería demanda total, aunque quizás no tanto como lo sugerido por la fuerte baja del stock porcino.

De todas formas no podemos menos que recordar que China importó según el USDA 83 mill.tt. de poroto el año pasado, y que proyecta este año comprar 85 mill.tt. Parece difícil crecer en un año como este, e incluso deberíamos pensar en una baja. Con esto la proyección del agregado del USDA del año pasado de 80 mill.tt. en compras totales parece incluso optimista.

En el mercado de trigo tenemos dos fuerzas contrapuestas, está entrando la cosecha del hemisferio norte, que en volumen es la más importante, presionando precios a la baja. Pero al mismo tiempo se está sembrando con algunas dificultades el trigo de invierno del nuevo ciclo.

Mientras tanto en el hemisferio sur, hay dos grandes proveedores de trigo: Australia por un lado, que viene a sufrir su segunda seca enganchada con la del ciclo anterior y la producción viene bajando, y Argentina donde está faltando humedad y la calidad de cultivos viene cediendo fuertemente.

No podemos dejar fuera de la ecuación que los stocks internacionales de trigo son enormes, y que el nivel general de precios no debería verse afectado en el largo plazo, pero ya hemos visto como problemas en zonas puntuales desajustan temporalmente los mercados. Especialmente en términos de primas. Sería razonable entonces que el trigo Argentino obtenga alguna prima adicional, y de hecho lo está haciendo, con valores que esta semana volvieron a la zona de los 170 USD/tt.

Pasando al plano local la incertidumbre es la gran estrella, atada a las cuestiones políticas, y con la cercanía de la elección que será este mes, entramos en tiempo de descuento para posicionarnos ante el riesgo de que se implementen medidas que afecten a los precios del agro.

En primer lugar tenemos el esquema de derechos de exportación. Al respecto esta semana tuvimos una muestra del impacto de los cambios en las normas en cuanto a esta materia sobre los valores. El gobierno estableció que los derechos de exportación deben pagarse al momento de anotar el negocio en el registro de ventas al exterior en lugar de hacerlo en el embarque. Esto resultó en una caída mayor en precios de posiciones diferidas con respecto a las disponibles, y que nos alejáramos de los 240 en soja.

No es un secreto que el nuevo gobierno necesitará más ingresos fiscales. Si bien se mejoró en el resultado primario, fue a costa de una presión impositiva elevada, y el resultado financiero, que en definitiva es el que vale, es negativo. En este contexto eliminar reemplazar el derecho de exportación en pesos, por una tasa y que esta sea al menos equivalente a la que originalmente devengaron los 4 $/USD (10%) parece una medida de mínima. Eso implicaría una baja de 5 USD/tt para los cereales y mayor a 10 USD/tt para la soja. Pero si se llevan los derechos de exportación al 10% y al 35% respectivamente, serían 20 y 40 USD/tt de impacto. Los valores quedarían todos por debajo del precio de indiferencia, y en un contexto donde no avisoramos elementos alcista que puedan mitigar ello, la preocupación se dispara.

Esto debería llevarnos a que en caso de duda, debamos vender, y hacerlo por volúmenes superiores a los que normalmente comprometeríamos a esta altura del año. Ello conlleva un riesgo productivo. Puede menguarse por medio de venta de futuros. La compra de PUT no parece tan recomendable, porque como los precios actuales generan una cierta rentabilidad, pero los pisos que podrían forjarse (en la zona de los 230 para soja y los 130 para maíz) ya generarían quebranto. Cierto es que resulta mejor tener un peor escenario trazado que la expectativa de que algo misterioso pase.

La fórmula sería entonces vender localmente y comprar por las dudas una opción CALL sobre el mercado de Chicago, que no bajaría en caso de aumentos impositivos locales. La otra opción es "vender Argentina y comprar Chicago" algo demasiado complejo para muchos actores del mercado local, pero que puede lograrse con el famoso negocio de basis. Esto es vender a fijar por Chicago menos un diferencial. Sin embargo debemos dejar algo claro: esto no fija precios, sólo congela el spread que hay hoy entre el mercado local y el externo. Quienes crean que los números de producción de EEUU pueden bajar y por tanto los precios subir, podrían tomar esta inciativa.

Otra cuestión adicional sería si se plantearan restricciones a las exportaciones, es decir una vuelta a los ROE Verde, que implicaban cuotificar las exportaciones para asegurarle al mercado interno que no se quedará sin materia prima para panificados ni carnes. El resultado de esto cuando se implementó fue que mientras el saldo exportable era grande, y había ROE disponible (precosecha y primera parte de la cosecha) los precios se parecían bastante a la capacidad teórica de exportación. Pero una vez que los exportadores quedaban fuera de la ecuación, al estar la oferta remanente para el consumo interno disponible en su totalidad, pero la demanda tener un ritmo de consumo estable y bajo mes a mes, la oferta excedía a la demanda, y se generaban diferenciales muy grandes en perjuicio del productor. Esto llevó a una caída en la superficie de maíz y trigo, que no fue mayor por la conciencia del impacto que eso tendría en los sistemas de producción.

Quienes más sufrían con esto eran los productores de maíz tardío, ya que para el momento en el que trillaban no quedaban ROE disponible.

En definitiva para los cereales esto implica nuevamente que habría que vender más en cosecha. Incluso a los productores mixtos les convendría vender en cosecha y luego ir recomprando en las posiciones futuras. 

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