¿Dónde quedaron los 9 puntos de ventaja?: el techo K, el piso de Macri y la inminente reversión

Columna de Opinión del Economista Germán Fermo, Head of Strategy, IEB

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El bosque: la libertad es la prioridad esencial en esta elección, no importa otra cosa. Hace 45 días los encuestadores de Peronia me relataban que el club K le ganaba a Macri por 9 puntos en ballotage. Ahora parece que Mauricio va adelante por 1 punto. Mi duda: ¿en solo 45 días Macri revirtió 10 puntos o lo de los 9 puntos originales fue siempre una enorme sanata? En este contexto queda muy claro que la elección del 2019 abraza la misma dicotomía que la del 2015. Cambiemos no me gusta porque es socialista. El kirchnerismo es invotable porque es comunista. Cambiemos me asegura libertad. El kirchnerismo me asegura dictadura venezolana de izquierda. Ergo: mi voto va en defensa de la libertad aún cuando se tiña de un amarillo que por momentos me pone incómodo. La elección es sólo esto: decencia vs indecencia, libertad vs dictadura, el malo vs el pésimo. No hay otra cosa a pesar de mucho muñeco postulándose todavía para el sillón de Rivadavia.

Por supuesto que Cambiemos peca de socialista y toma decisiones que por momentos apestan.

Mucho por debatir a futuro pero sólo en el marco de institucionalidad republicana. Prefiero vivir en la Argentina M del 2019 y no en la Peronia K del 2015. Todo problema tiene chances de ser resuelto en el marco de la decencia y de la libertad. Por supuesto que Cambiemos peca de socialista y toma decisiones que por momentos apestan. Pero prefiero dar el debate de la ortodoxia fiscal, de la disciplina monetaria y de la apertura al comercio internacional sobre la base de una república y no al mando de una dictadura de izquierda como sería el caso ante un eventual retorno K. La debacle electoral K comenzó hace dos sábados con la fórmula mágica y ahora con el anuncio de una alternativa en Provincia de Buenos Aires que no puede ganarle a Vidal bajo ninguna circunstancia. Los mercados no se animan todavía a descontar lo que será una derrota K que a esta altura ya es irreversible.

No se confundan: es entre M y K. ¿Existe algún gobierno que en estos 74 años de penurias no haya hecho mala praxis? Se habla mucho de la mala praxis de Cambiemos. Sería útil tomarnos un momento para analizar la fenomenal mala praxis del kirchnerismo en múltiples dimensiones tales como Aerolíneas, YPF, cepo cambiario, INDEC, tarifas, política energética, Club de Paris, tragedia ferroviaria de Once, por sitar sólo algunos. Lo digo porque el club K es la única alternativa relevante que le compite a Cambiemos. En este contexto, mi escenario base es uno que imagina que en los próximos meses de la mano de una inflación que comienza a desacelerarse relativamente fuerte, de la mano de un dólar que desde el nuevo acuerdo con el FMI está mucho más controlado y de la mano de una sociedad que comienza a vivir las elecciones en serio y no en “modo encuesta”, lentamente la imagen del oficialismo irá mejorando y la del kirchnerismo, presa de una permanente presión judicial y de un aislamiento que ya es crónico al mundo K, comenzará a empeorar. Con esto quiero decir que los desopilantes 1535 puntos de riesgo país a un año capturan la foto de un gobierno en su peor punto de caras a octubre y la de un kirchnerismo en el techo de su escasa y efímera gloria. Lo cierto es que esta elección será una maratón y en las maratones el que arranca primero siempre pierde. De aquí en adelante es altamente probable que observemos a Cambiemos mejorando en las encuestas y al kirchnerismo empeorando. Convengamos que por abril los encuestadores nos relataban que el kirchnerismo “ganaba” por 9 puntos en ballotage cuando recientemente ya tenemos encuestas que presentan a Cambiemos con ventaja, implicando una formidable reversión en tan sólo 45 días. Además, en esta coyuntura es impensado suponer que alguien pueda ganar en primera vuelta.

O se vota por una decencia mediocre apoyando a Cambiemos o se vota por el saqueo K apoyando los inexistentes estándares éticos del kirchnerismo.

La maratón de Durán. Intentar ganar esta elección a fuerza de pique corto es un grave error y en este sentido parecería que la parsimonia de Durán se va acoplando a un plan lento pero consistente de mejoramiento paulatino de imagen en favor del Presidente Macri. En la medida que esta dinámica se fortalezca hacia el futuro es altamente posible imaginar colapsos bruscos y rápidos de riesgo país a un año que nos irían describiendo a un kirchnerismo en dilución a lo largo del tiempo por los próximos cinco meses. Lentamente y a pesar de todos los muñecos con ganas de ser presidentes de Peronia, las elecciones 2019 serán un calco de las 2015. Pongan a quien pongan, la grieta de los argentinos sigue siendo la misma. O se vota por una decencia mediocre apoyando a Cambiemos o se vota por el saqueo K apoyando los inexistentes estándares éticos del kirchnerismo. Es la elección del malo versus el pésimo para una sociedad que todavía no puede distinguir con claridad lo ético de lo amoral. Es irrelevante quien vaya como número 1 para ambos bandos. Esta elección aunque la quieran disfrazar sigue siendo entre M y K, sigue siendo entre ciudadanos que apuestan por la dignidad del trabajo versus quienes prefieren la comodidad de los subsidios, el resto queda pintado como la Gioconda de Da Vinci aun cuando todavía al día de hoy muchos se proclamen como candidatos presidenciales con chances.

Fuera de cualquier gráfico posible. Los eventos que ocurrirán en esta Argentina tan política que vivimos son potencialmente tan extremos y significativos que resulta imposible medir el riesgo argentino a través de una sola variable. Habiendo dicho esto sin embargo, el riesgo país a un año para soberanos normales no significa nada pero para naciones con la bipolaridad potencial que exhibe Argentina, este termómetro de riesgo es en mi opinión el que más importa. La razón es muy sencilla, si se llegase a dar el escenario en donde el kirchnerismo ganase las elecciones, la economía real y los activos financieros argentinos quedarían sujetos a un tremendo estrés fruto de la no confianza que Wall Street tiene en un gobierno que durante 12 años y con soja en máximos hizo todo mal y le dejó heridas a la Argentina que en el mejor de los casos tardarán 20 años en curarse. Bajo el escenario K, Argentina quedaría literalmente en el horno inmediatamente de anunciado el resultado. Precisamente, es esta inmediatez la que captura el riesgo país a un año medido clásicamente por el 1yr CDS. Para ubicarnos en perspectiva, mientras Argentina exhibe 1535 puntos: 1) Estados Unidos opera en 8 o sea, somos 192 veces mas riesgosos, 2) Suiza opera en 3 o sea, somos 512 veces más riesgosos, 3) Grecia opera en 90 o sea, somos 17 veces más riesgosos, 4) Egipto opera en 207 o sea, somos 7 veces mas riesgosos. Como se puede apreciar, el riesgo argentino a un año literalmente voló por los aires y resulta interesante analizar desde cuándo viene ocurriendo.

Contaminación remanente. Mientras Marcos Peña celebraba la victoria del 2017, el CDS a un año operaba en 62 puntos por diciembre 2017. Para diciembre del 2018 ya estábamos en 718 puntos y a partir de entonces desde enero 2019 hasta marzo 2019 se comenzó a anticipar que Argentina podría tener resultados políticos no extremos razón que fue celebrada por Wall Street y llevando al CDS a un año a los niveles de 350 puntos el 5 de febrero del 2019. Desde ese momento y al ritmo de encuestas que daban por ganador al kirchnerismo, el riesgo país a un año llegó a un máximo de 1851 puntos el 25 de abril de este año o sea, 617 veces Suiza. Sin embargo, a partir de dicho nivel y a la luz de la “sorpresiva” nueva fórmula, el mercado comienza a descontar un kirchnerismo potencialmente debilitándose de caras a octubre y de esta forma el riesgo país a un año colapsó en unos pocos días en 300 puntos cotizando actualmente en 1535. Pero a pesar de esta baja, de 350 a 1535 existen 1185 puntos que claramente apuntan a una voluptuosa contaminación K. Lo interesante de todo esto es que si dicha contaminación desapareciera ante una eventual derrota electoral, la parte corta de la curva argentina tiene para comprimir unos 800 puntos básicos que para un bono como el Bonar 24 con duration 2.20 representaría un incremento de paridad en el orden del 16%. Cara o cruz: ¿de qué lado de la grieta están?

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