Deuda legislación internacional: ¿y si vamos a un escenario de “limbo-performing”?

Columna de Análisis del Doctor en Economía (UCLA) y Director de la consultora MacroFinance, Germán Fermo

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En la semana pasada ocurrió en Peronia lo que en Noruega no acontece ni en mil largos años. Giramos como un trompo a velocidad de la luz pero en definitiva nunca nos movemos del mismo e incambiable centro. Sin embargo, el riesgo de girar tan pero tan rápido siempre sobre idéntico lugar es que quizá alguna vez le hagamos un agujero tan profundo al suelo que terminemos adentro sin capacidad de salida. Parecería que ésta es una característica estrictamente autóctona incubada en cada uno de los que habitamos esta bendita tierra, independiente del gobierno que esté al mando, de hecho, desde que nací en este suelo vengo viendo una y otra vez al mismo trompo, un trompo que trasciende a políticos, a partidos y a ideologías, un trompo que en definitiva es totalmente intrínseco al argentino. Parecería que nos fascina ir por la vida girando “a lo gaucho” a suma velocidad por las amplias dimensiones de nuestra inmensa y generosa llanura pampeana. Y aquí estamos, reperfilando en pesos al AF20 y dando un escarmiento a los burócratas del FMI y a los perversos especuladores de Wall Street, esos pibes que cometieron la inescrupulosa osadía de prestarnos al 7% de tasa de interés cuando a Turquía le financiaban al 5.50% y a Chile al 2%. Desde Roma y con la bendición del hombre vestido de blanco les decimos: malditos practicantes de la usura.

Catarsis aparte, la semana pasada fue muy cruel para bonos globales (instrumentos emitidos bajo legislación extranjera) con dos eventos que los afectaron fuertemente, de hecho, todos los activos argentinos exhibieron un severo castigo en dicho lapso. Primero, el anuncio de que el AF20 se reperfilaría de manera unilateral con la licitación del lunes pasado declarada como desierta causó el primer gran castigo, con los globales cayendo en promedio un 5% entre el lunes y el martes pasado. Después vino el miércoles con un discurso al cierre de la rueda por parte del Ministro Guzmán el cual claramente envió un mensaje durísimo hacia los despiadados acreedores de Wall Street y la burocracia del FMI. De esta forma, entre jueves y viernes los bonos globales volvieron a perder otro 1.50% resultando en un efecto negativo neto semanal del orden del 6.5% y muy acorde con la enloquecida volatilidad que viene mostrando el mercado argentino tanto en ADRS como en bonos desde hace meses. Pero a pesar de todo esto, los bonos globales siguen estando por encima de los mínimos observados desde las PASO 2019 aun cuando están operando con muy poca liquidez. Si nos concentramos exclusivamente en el impacto que el discurso del Ministro Guzmán tuvo sobre los bonos globales (ley extranjera) se observa que un jueves negativo (-3%) fue parcialmente neutralizado por un viernes positivo (+1.50%) resultando en un efecto neto de solamente -1.50%.

¿Se vendrá un escenario “limbo-performing” en ley extranjera que podría durar años? De esta forma, el discurso del Ministro Guzmán sólo le costó a los bonos de legislación internacional un -1.50% para un mensaje que claramente fue mucho más duro y hubiera merecido un pricing muchísimo más contundente. Esta reacción del mercado me obliga entonces a las siguientes siete preguntas.

Primero, ¿será que Wall Street sólo lo considera como el piso inicial de una larga negociación que no se cerraría en marzo 2020?

Segundo, ¿estará Wall Street en la postura correcta o la oferta del gobierno será simplemente un “tómalo o déjalo” sin ningún tipo de contemplación ni negociación posible?

Tercero, ¿a la luz de lo ocurrido con el AF20, un bono de legislación local, tendrán efectivamente los bonos en dólares emitidos bajo ley argentina un tratamiento idéntico a los bonos de legislación internacional? En este último caso por ejemplo, la paridad del Bonar 20 (legislación local) está muy por debajo de la paridad del Global 2021 este último, de legislación internacional. De esta forma, no todo lo que se dice “viene siendo creído” a raja tabla por lo endemoniados especuladores del Wall Street.

Cuarto, si no cierra esto rápido, las amortizaciones que entran en 2020 corresponden solamente a bonos de legislación local, ¿podría entonces ocurrir un reperfilamiento unilateral de bonos en dólares bajo ley argentina quedando aquéllos de legislación internacional en estado de “limbo-performing” por todo el 2020 cotizando a paridades entre 40 y 50 y bajo un altísimo e inmodificable riesgo país? Recordemos que la primera amortización de capital de bonos globales corresponde al AA21 y ocurrirá recién en abril 2021 y tampoco es tan grande. Si este fuese el caso, los arbitrajes que podrían darse en bonos ley internacional a distintos niveles de duration podrían ser bestiales, comenzando por el AA21.

Quinto, si este fuese el caso, ¿cómo podría recuperarse una economía conviviendo con primas de riesgo país del orden de los 3500 puntos (CDS a 5 años) versus un Brasil que exhibe sólo 100 puntos?

Sexto, ¿podrá imaginarse una estrategia de restructuración de la deuda en dólares por etapas comenzando primero por un reperfilamiento de los bonos legislación local a efectuarse en 2020 y dejando todo lo que traiga cross default y aceleración recién para algún momento del 2021 o incluso más tarde, pagando mientras tanto?

Séptimo, ¿y si el plan en definitiva es no tener ninguno? ¿Será que finalmente la estrategia sería quedar en “limbo-performing” hasta el 2023? ¿Podrá China darnos una mano en esto? En capital e intereses, los globales no representan hasta el 2023 una cifra inmanejable.

Estas siete preguntas reflejan una pequeñísima lista de los interrogantes que tiene el mundo entero respecto a nosotros y generan un nivel altísimo de incertidumbre permanente. En tanto y en cuanto dicha incertidumbre permanezca, la recuperación de la economía real se convertirá en la mayor de las preguntas.

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