Una fábrica rosarina de rascadores para gatos que vende en todo el país

Amirascadores es el nombre del proyecto. Comenzaron vendiendo en pet shop, veterinarias y particulares. Compiten con productos que llegan de China

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Amirascadores es el nombre de la fábrica de rascadores para gatos que cobró forma durante el año pasado. Uno de sus fundadores es Giuliano Sabía, quien afirmó que ya pasaron la barrera de los emprendedores "porque el volumen de ventas y de producción fue superador".

Actualmente, hacen envíos a todo el país y también a todas partes de la ciudad. El mercado más fuerte se encuentra en Rosario, Santa Fe y Buenos Aires. Incluso tuvieron pedidos desde Brasil, pero todavía no pudieron llegar porque necesitan enviar más de mil rascadores para que la logística tenga valor. 

La empresa cuenta con dos trabajadores fijos: padre e hijo, ambos amantes de las mascotas. Alejandro Sabía tuvo la idea mientras estaba de viaje en el exterior y, al llegar a Rosario, empezó a experimentar con la forma y los moldes, hasta que pudo construir algo para empezar a producir en escala. Fue ahí cuando se sumó Giuliano, su hijo, quien venía de una trayectoria en el área de tecnología y comunicaciones, para darle un poco más de volumen a las ventas. Además, cuentan con el personal que trabajan en el área de producción. 

Es que, anteriormente, Alejandro y su hermano habían montado una fábrica de cajas de cartón corrugados y por eso ya conocían parte del oficio. Así, pudieron asegurar dos cosas, según afirma Giuliano: "Que el cartón sea bueno y resistente, que nos permita asegurarnos una calidad superior a la que había en el mercado con el producto final. La otra es que usamos materiales ecológicos de reciclaje, esto es un punto muy importante para nosotros como empresa porque todo lo que hacemos es ecológico".

Al principio tenían una venta irregular: semanas de muchos pedidos y otras de muy poco movimiento, por lo cual llevó algunos meses hasta que el proyecto encontró su equilibrio. Aproximadamente, los números pasaron de una venta mensual de 30 rascadores, a 200 por mes y "siempre en crecimiento". A veces, las distribuidoras les piden números superiores a los 500, dependiendo la demanda puntual. "Y nosotros podemos cubrir toda la demanda que nos pidan", afirmó Giuliano.  

Comenzaron vendiendo en negocios de pet shop, veterinarias y particulares. Luego, empezaron a buscar una expansión, ya que, al contar con la fábrica, les permitía ahorrar tiempo y materiales, a la par que crecía la producción. 

La mayoría de los rascadores que llegan al país son de origen chino. Padre e hijo afirman que encontraron la formula para alcanzar una producción masiva y de calidad de carácter local, sin perder su esencia artesanal. Tienen 7 líneas de rascadores, todos decorados con papel muresco. 

Los precios van de los $280 a $700 en ventas minoristas. "Al mayorista o al distribuidor le queda un precio totalmente diferente que remarca distintos porcentajes según cada negocio", explicó Sabía.

Estrategias de venta

Ambos fundadores consideran que tienen un target de venta muy variado, tanto hombres como mujeres de todas las edades. La definición principal es, por supuesto, que son personas que tienen gatos. Una de las principales claves de venta tienen que ver con que son económicos pero también decorativos. Es así que apuestan a la diversidad de modelos para públicos amplios, esto incluye no sólo el precio, sino las diferentes estampas estéticas así como el tipo de rascador según el tamaño y la personalidad del gato. 

"Nos dimos cuenta que los rascadores tienen que estar en un lugar visible de la casa, sino los gatos no lo usan, entonces decidimos hacerlos también con un carácter decorativo, por eso la madera y el papel de empapelar, para que sean atractivos y a la gente también les gusten", afirmó Giuliano.

"Nos empezamos a expandir y mejoramos la comunicación interna porque empezamos a tomar nuevos clientes que necesitaban una gestión distinta a la de un pet shop o veterinaria; y el desarrollo con el que tenemos que manejar la dinámica de la empresa es mucho más profesional ahora que un año atrás", amplió.

Redes sociales

Con experiencia en el rubro de las comunicaciones, el menor de los fundadores cuenta que utilizan cada red social como una unidad de sentido propia.

"Si bien publicamos casi lo mismo, están apuntadas a tener una expresión diferente dentro de cada una", contó. 

De este modo, Facebook tiene una versión más integral y holística, mientras que Instagram apunta a la estética visual y a generar comunidades de personas con sus gatos, así como Twitter es más institucional y con un carácter de "minuto a minuto". 

"Como estrategia, teníamos ganas de venderle a mucha gente y cuando lo alcanzamos, ahora queremos llegar masivamente a todo el país, a todo Rosario y abastecer a todo el mercado. Porque buscamos vender a un precio súper bajo, un producto de calidad y diseño súper alto, para que lo pueda comprar cualquiera", afirmó.

Respecto de la situación económica, Giuliano comenta que tienen una ventaja con otras empresas, que es asumir los costos de la materia prima, en este caso, el cartón corrugado. "Desde que creamos la empresa siempre fuimos creciendo, obviamente, pedaleando al ritmo de la bicicleta que pedalea cualquier trabajador privado, ya sean emprendimientos chicos o grandes, que se autogestionan". 

"Estamos, justamente, en la etapa más compleja en la toma de decisiones de una empresa, porque tenemos que terminar de armar la estructura. No sólo contratar empleados, mano de obra, que es lo que queremos hacer en los próximos meses, darle trabajo a más gente, también generar una planta lejos de la fábrica de cajas para tener un espacio autosuficiente", dijo Giuliano y afirmó, finalmente: "Esta época es compleja, pero es buena, porque todo lo que está por venir es más y mejor".

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