Radiografía de dos nuevas amenazas para el cultivo de girasol

Andrés Corros Molas, del Inta General Pico, trajo al XXVII Congreso de Aapresid un valioso aporte sobre el Cancro y el Mildew

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Andrés Corro Molas es jefe de la Agencia de Extensión Rural del Inta General Pico y en la primera jornada del XXVII Congreso de Aapresid tuvo a su cargo una disertación titulada “Actualización en enfermedades en girasol”. Ante un auditorio donde prevalecieron los productores de este cultivo, alertó sobre el avance del Cancro y el Mildew, dos nuevas enfermedades que se suman al Verticillium, conocida por todos los presentes, y que requieren de una especial atención para mitigarlas.

La información que brindó Corro Molas es producto de los estudios realizados por el Inta de General Pico y el Colegio de Ingenieros Agrónomos de La Pampa (CIALP) y, para cada uno de los casos, describió los síntomas, cómo pueden identificarse a campo, y qué estrategias de manejo se pueden plantear para mitigarlas.

Sobre el Cancro dijo que es una enfermedad nueva (su detección fue hace unos 4 años atrás) y que se encuentra en franca expansión en los sembradíos de girasol. El foco se encuentra en la zona de Trenque Lauquen y General Pico, pero la enfermedad empezó a difundirse hacia el sudeste.

Según precisó, ya hay focos en la zona de Necochea que aparecieron en la campaña pasada que fueron detectados en un relevamiento realizado en distintas zonas girasoleras del país. En las últimas tres campañas se identificó el avance de lotes afectados y la severidad de los mismos, lo que alertó sobre la necesidad de recomendar que los productores presten atención a este fenómeno porque se viene afianzando a pasos acelerados.

“Muchos ven algo raro en los girasoles pero no la identifican. Por eso creo que es importante que haya información sobre qué mirar y dónde como así también qué herramientas utilizar. En el caso del Cancro no es significativa la transmisión por semilla. Los síntomas se ven en las hojas, en los tallos y en los capítulos. Asimismo, a campo se puede diferenciar del resto de las enfermedades”, explicó.

Corros Molas comentó que  en un principio, en la zona donde se inició el problema, muchos productores confundieron al Cancro con el Verticillium, hasta que empezaron a identificarlo como tal y tomar conciencia de que se requerían medidas específicas para combatirlo.

“Si un lote rinde menos de lo esperado y vemos que el girasol se seca, asumís que fue Verticillium, pero el problema es otro. Entonces elegís los híbridos para esa enfermedad cuando en realidad no estás atacando al verdadero problema y la situación se agrava”, apuntó.

Según dijo, se han desarrollado híbridos para el Cancro, con productos en el mercado al que los productores pueden recurrir previo asesoramiento por parte de los técnicos. “En lo que es rotación se está utilizando mucho. El uso de fungicidas es efectivo pero aún se están desarrollando estudios para mejorar la efectividad de su mitigación. Estudios realizados estiman que el Cancro puede ocasionar pérdidas en de rinde del orden del 17 y el 44 por ciento y una merma a nivel de aceite de un 15 por ciento promedio", explicó.

El otro problema que puntualizó Corro Molas en los cultivos de girasol es el Mildew, conocido por los productores como su castellanización: mildiú. Se trata de una enfermedad causada por el patógeno Plasmopara halstedii, un oomiceto (hongo) que infecta la planta desde los estadios iniciales de su desarrollo. Los casos más significativos se dan en la zona sudeste y norte del país.

“En el sudeste es susceptible porque el hongo busca suelos relativamente fríos y húmedos, y ahí están dadas esas condiciones. En el norte no se dan tanto pero pueden aparecer problemas en siembras tempranas”, sostuvo.

A diferencia del Cancro, el mildew se transmite por semilla, lo que permite una fácil difusión en toda la región girasolera. Para combatirlo existen dos herramientas: los híbridos y los fungicidas cura semillas, ya que el hongo puede estar en el suelo o en las semillas. Corro Molas advirtió que en los últimos tiempos aparecieron en las semillas algunas variantes resistentes a los fungicidas. “La herramienta más efectiva para el manejo de la enfermedad es la genética. Muchas empresas están aportando al mejoramiento de las semillas para contrarrestar su efecto”, concluyó.

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