El mega proyecto edilicio de Alfredo Coto en Rosario avanza en el Concejo Municipal mucho más lento de lo que pretende el supermercadista. Es que son varios los puntos que no convencen de la iniciativa con la que se pretende edificar dos torres de 131 metros cada una en el predio de la ex Yerbatera Martin, al punto que muy probablemente deba ser modificado para obtener el visto bueno.

En primer lugar, Coto había obtenido en 2006 el aval municipal para hacer en el terreno de Mendoza, Ayacucho, Colón y Libertad cinco torres de 66 metros de altura cada una, sin embargo nunca las ejecutó y en julio del año pasado pidió cambiar los indicadores pasando a sólo dos torres, pero de 131 metros de altura. “Quiere juntar varios edificios en sólo dos altísimos, y así es muy difícil”, confió a Ecos365 una fuente del Palacio Vasallo.

Es que estas moles rompen por completo la estructura del barrio, que si bien tiene algunos edificios altos, ninguno como los que se plantean. Además el diseño estilo Dubai y el lujo con el que contarán no caen bien en algunos sectores políticos, que creen que en el marco de una crisis económica profunda no hay espacio para la opulencia.

Otro dato que no pasa desapercibido es que la administración de Mónica Fein le dio el visto bueno poco tiempo antes de irse, por lo que correspondería a la nueva gestión pronunciarse al respecto. La concejala Fernanda Gigliani pidió directamente que el expediente vuelva al Ejecutivo, pero su par socialista, Verónica Irizar, se opuso. Defendiendo a capa y espada lo ejecutado por la ex intendenta Mónica Fein, recordó en la última sesión de la comisión de Planeamiento que Javkin -que integró aquel gabinete- estaba al tanto del proyecto, y que en su momento no lo había rechazado, por lo que no entendía por qué ahora debía analizarlo.

La interna frentista ya había aflorado la semana pasada, cuando Irizar se opuso a que el proyecto para ampliar balcones y plantas bajas fuera girado a Gobierno. Al parecer, al menos una parte del socialismo no quiere saber nada con tocar el Código Urbano, mientras que el oficialista Creo muestra una postura más flexible al respecto, y conocedor de sus limitaciones de fuerzas en el Concejo, pretende negociar.

La idea es, por ahora, no devolver el proyecto al Ejecutivo, sino primero escuchar a todas las partes involucradas, ponerse de acuerdo con los distintos bloques en ciertos lineamientos generales, reunir consenso y recién ahí avanzar con la iniciativa. Mientras tanto, extra oficialmente sí comenzó el diálogo con las áreas pertinentes del municipio para que hagan su revisión y en todo caso aporten sugerencias, no necesariamente vinculantes, para destrabar la iniciativa.

La misma fuente antes consultada consideró “muy poco probable” que el proyecto pueda avanzar “así como está”, y anticipó que la altura será probablemente el elemento a negociar, por supuesto a la baja. Pese a ello, no pasa desapercibido el hecho de que inversiones de este estilo escasean en este contexto, hay mucha necesidad de trabajo y muchos vecinos de la zona piden a gritos que se avance con la obra debido al estado de abandono del predio, que agiganta el fantasma de la inseguridad.

Así las cosas, la iniciativa sigue en análisis y posiblemente por un buen rato. El antecedente del tiempo de debate que insumió la última gran obra que pasó por el cuerpo legislativo local -las megatorres de Aldo Lattuca- en el microcentro no es alentador para el desarrollador.