General Motors amplía su campo de pruebas para 0km con inversión en productos y tecnología

Las inversiones superan los USD $15 millones e incluyen instalaciones y equipos extras para validar los sistemas avanzados de conectividad, seguridad y eficiencia energética. Se da por motivo de cumplir 45 años

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El Campo de Pruebas de General Motors, ubicado en Cruz Alta, Brasil, cumple 45 años de actividades en medio de ampliaciones para el desarrollo de nuevos vehículos y tecnologías de conectividad, seguridad y eficiencia energética, novedades que se conocerán en los próximos lanzamientos de Chevrolet en la región.

En esta nueva etapa se invirtieron más de USD $15 millones (R$ 60 millones), que incluyen la incorporación de equipos para los siete laboratorios, como el de motores y de electro-electrónica, y la construcción de la decimoséptima pista de prueba. En total, el complejo ocupa una superficie equivalente a 160 mil campos de fútbol.

“El Campo de Pruebas de GM ha logrado un nuevo nivel de protagonismo para la compañía debido a los aportes al desarrollo de una nueva familia global de vehículos que está por llegar. El Onix mostró que la ingeniería de la región es una referencia mundial en la concepción de autos compactos de éxito”, explica Ricardo Fanucchi, director del complejo ubicado en Indaiatuba, en el interior de San Pablo.

“Queremos continuar democratizando nuevas tecnologías, como internet vehicular, motores turbinados de alto rendimiento y bajo consumo de combustible, además de equipos electrónicos y hasta los autónomos de seguridad”, detalla el ejecutivo. 

Otra pista de prueba

La recién construida rampa extendida es un ejemplo de las últimas ampliaciones. Con diferentes ángulos de inclinación para simular largas subidas, la nueva pista se está utilizando para complementar los parámetros de calibración de sistemas electrónicos, algo que se tornará más común en los modelos de producción regional y también en los test de durabilidad, en correlación con el uso del campo de pruebas.

Esta es la decimoséptima pista. Sumadas, son aproximadamente 44 kilómetros. Los siete laboratorios, los talleres y otras edificaciones de apoyo ocupan una superficie de 27 mil metros cuadrados.

El propósito de toda esta estructura es desarrollar y validar un vehículo para que resista a las más variadas condiciones de pavimento, clima y tránsito que tendrá que enfrentar durante su vida útil.

El CPCA también es referencia mundial en GM para el desarrollo de sistemas de suspensión,frenado y dirección, calibración de motores, como también experimentos de durabilidad.

“Nuestros productos tienen el más alto nivel de desarrollo virtual para ítems estructurales y tecnológicos, sin embargo, el ajuste dinámico del vehículo debe realizarse en condiciones reales por profesionales que sepan aprovechar al máximo el rendimiento dentro de las características de conducción deseadas por el consumidor”, afirma Emerson Fischler, director de ingeniería de GM.

Además de ayudar en el desarrollo de tecnologías y proyectos futuros de la empresa, globalmente, el CPCA también es de suma importancia en el perfeccionamiento de los modelos Chevrolet que ya están disponibles en el mercado.

El CPCA en números

Cientos de mecánicos, ingenieros y conductores de prueba se turnan día y noche en las pruebas de laboratorio y de pistas. De esta forma, en seis meses es posible simular el desgaste que un automóvil sufriría si se lo hiciera circular durante diez años en condiciones normales de tránsito o el equivalente a 160.000 kms.

En total, se realizan más de 10 mil pruebas por año, como las de corrosión, que consumen 90 toneladas de sal gruesa por año. Por su parte, una prueba de desarrollo de neumáticos en el “Black Lake” consume 480 m3 de agua o el equivalente a 48 camiones cisterna –esta agua que se recoge de la lluvia, es tratada y reutilizada–.

Otros números son igualmente impresionantes: más de mil litros de combustible son utilizados por día, y después de pruebas duras, incluyendo las de impacto, los vehículos son analizados minuciosamente para luego ser destruidos. Aproximadamente 300 de ellos tienen el mismo fin cada año.

Los residuos se destinan al reciclaje y existe una concientización sobre la compensación del medio ambiente. Así, sólo en 2018 se plantaron 6,5 mil nuevos plantines de árboles.

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