El retail frente al peor escenario: presión para subir precios en un contexto de consumo a la baja

Proveedores redujeron la entrega de productos que están faltando en almacenes y supermercados rosarinos. Preocupan además los casos de coronavirus en el sector

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El consumo masivo está en franca caída en Rosario, y en septiembre tuvo el peor registro, promediando una baja del 6,5% en la venta de unidades en supermercados y autoservicios respecto al mes anterior. El desplome es todavía mayor si se lo compara con el inicio de la pandemia, cuando la gente salió con todo a stockearse y provocó un pico de crecimiento cercano al 30%, que se perdió por completo. Con precios congelados desde julio, los comercios se ven ante la obligación de actualizar valores por presión de los proveedores, pero se lo piensan dos veces ante el temor de aplanar todavía más la demanda. En el mientras tanto, empiezan a registrarse faltantes y sube el riesgo de cierres.

Consumo a la baja

“Comparando agosto contra julio, tuvimos una merma, y entre septiembre y agosto registramos otra caída, en este caso de entre 4% y 5% en facturación y 6% y 7% en unidades”, manifestó a Ecos365 Sergio López, titular de la Cámara de Autoservicios y Supermercados de Rosario (Casar). Los datos también son preocupantes en los almacenes, granjas y comercios barriales. “Entre mediados de marzo y mediados de mayo habíamos subido 30% las ventas, pero desde entonces perdimos ese 30% y caímos otro 10% más”, apuntó Juan Milito, de la Unión de Almaceneros.

Consumo masivo en agosto en Santa Fe (Fuente: CESO)
Consumo masivo en agosto en Santa Fe (Fuente: CESO)

“La retracción es importante, porque la gente no tiene plata. Los sueldos no crecieron, el IFE tiene un alcance limitado y en general el bolsillo del consumidor se achicó”, analizó. Para Milito esta situación es la que explica que no se hayan producido grandes aumentos en el último tiempo, más allá de que Nación es la que fija valores de referencia a través del Programa Precios Máximo. El mimo comenzó en marzo, tuvo una actualización leve en julio y registrará otro ajuste en octubre, que se comenta que promediaría el 4%, muy lejano al 20% reclamado por industriales. “A nosotros nos están llegando listas de precios con subas que van del 8 al 12%, y como no están autorizadas por Nación, no las aceptamos y buscamos productos fuera del programa”, aseveró López.

La estrategia de proveedores

Otros proveedores, para no quedar pegados, quitan todo tipo de bonificaciones, lo que en la práctica se convierte en un aumento encubierto. Los comercios minoristas no pueden convalidar esas subas no autorizadas porque corren el riesgo de ser clausurados. Entonces la salida es encontrar artículos alternativos, que no siempre aparecen. En el último tiempo se registraron faltantes de algunas marcas y variedades de aceite, arroz y harina (en estos rubros también tiene que ver la compra del Estado para el armado de bolsones), mientras que huevos y quesos comenzaron a llegar por fuera de los programas oficiales y a otros valores.

Es que un poco a modo de presión, otro poco por especulación, y también por cuestiones sanitarias, muchos proveedores están entregando menos mercadería. “En este contexto de incertidumbre con el dólar y precios atrasados, las empresas fabricantes reparten con gotero: si pedís 10, te dan dos”, señaló Alberto Guida, presidente de la Cámara Argentina de Distribuidores y Autoservicios Mayoristas (Cadam). “Lo que esto provoca es un quiebre de inventario: algunos productos están faltando por completo, otros parcialmente. Por ahí el aprovisionamiento es normal diez días, después no tenés por un tiempo similar y así”, graficó.

Este comportamiento errático de los proveedores se explica por varios motivos. Por un lado se da el hecho de que están comprando insumos con el dólar de hoy (se calcula que el 70% de la producción local tiene elementos importados o regidos a precio internacional) y cobrando con el de marzo, pese a las permanentes devaluaciones registradas desde entonces y la disparada de costos logísticos, entre otros factores. Por el otro, el coronavirus afectó a muchas industrias que están trabajando con una baja dotación de personal, viéndose obligadas a bajar la producción e incrementar sus costos. Por caso, hubo fuertes brotes en Unilever, Swift, Arcor y Dulcor.

Diferencia entre lo que le pagaron al productor y lo que abonó el consumidor en la góndola en agosto (Fuente: CAME)
Diferencia entre lo que le pagaron al productor y lo que abonó el consumidor en la góndola en agosto (Fuente: CAME)

Impacto Covid-19 y temor por el día después

De hecho, algo similar ocurre en los supermercados locales. “En algunos comercios la caída en la facturación es mucho más pronunciada porque tuvieron que cerrar sus estructuras algunos días por el aislamiento del personal, la mayoría de las veces de modo preventivo. Estamos casi con la mitad de personal que deberíamos trabajar”, indicó López y agregó que a esto se suman los costos que acarrea cumplir con todos los protocolos sanitarios. “Está en riesgo nuestra subsistencia. Cuando se reestablezca todo puede haber pérdida de trabajo y hasta algún cierre”, anticipó.

Para Guida, la post pandemia puede ser todavía peor para el retail. “Hoy las grandes cadenas están vendiendo 7 puntos por debajo del año pasado, porque evidentemente hay una pérdida de poder adquisitivo por el receso laboral. Sin embargo no hay que olvidarse que el consumo masivo le está quitando parte de la facturación a otros sectores como la gastronomía, porque hoy muchos trabajadores están en su casa y no comen en la oficina. Pero en algún momento van a volver al trabajo, y ¿qué pasará entonces con la venta del supermercado?”, se preguntó. Mientras tanto, está previsto que esta semana llegue la nueva lista de Precios Máximos, y habrá que ver cómo responde el consumidor a los nuevos aumentos.

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