Crecen los emprendimientos con perspectiva feminista en Rosario

Hay más mujeres que deciden llevar adelante su propio emprendimiento inspiradas en el movimiento #NiUnaMenos. El caso de Namasté

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Objetos personalizados, tiendas inclusivas, productos de gestión menstrual conscientes y ecológicos y hasta un taller de impresión: diversos, posibles, así como las mujeres que los llevan adelante. Estos son algunos de los tantos emprendimientos feministas que fueron creciendo el último tiempo en la ciudad. Vivimos un momento histórico en que la necesidad y el deseo se cruzan e impulsan a muchas mujeres a emprender su propio trabajo feminista y colaborativo.

El 3 de junio del 2015 fue un punto de inflexión tanto en la ciudad de Rosario como para el resto del país: el grito masivo de #NiUnaMenos abre un proceso histórico del movimiento feminista, que se consolida hacia el presente. En paralelo, crece la tasa de desocupación producto de la crisis macro económica. Los últimos números arrojados por el INDEC para el Gran Rosario indican un 8% en desocupación y un 12,7% de subocupados.

Es cierto que las mujeres son mayoría en los trabajos autogestivos: porque es más difícil acceder al mercado laboral, por la brecha salarial, por las maternidades. En la ciudad de Rosario, las redes de comercialización autónomas de productos y servicios están compuesta en un 80% por mujeres que resuelven necesidades fundamentales: garantizar una mejor solvencia económica y un trabajo acorde a sus deseos. Consultadas para una serie de notas para Ecos365, distintas mujeres explican las decisiones y motivaciones que las llevaron a emprender. Hoy el turno de Vanesa Ciotta, de Namasté.

Vanesa hace 3 años que lleva adelante una tienda feminista e inclusiva, cuyo nombre es Namasté. Comenzó con el diseño de accesorios, con la necesidad de sostener algo propio y teniendo como meta un trabajo sin relación de dependencia; sin embargo, se fue modificando a medida que tomaron consciencia de su consumo y fueron moldeando una perspectiva propia. En un principio, alquiló un pequeño espacio en una casona céntrica: el primer showroom de su marca. Con el tiempo, se fue conectando junto a otras mujeres, que compartían el diseño y el feminismo en sus proyectos, para hacerle frente de manera colectiva a la situación económica y darle impulso al espacio.

También es común que históricamente sean mujeres quienes piensan estrategias de organización para una economía social y solidaria. De este modo, Vanesa considera que las ventas la ayudan a solventar la vida diaria, pero le es difícil sostener el local debido a los aumentos en servicio y alquiler. Es así que elige complementar con eventos o ferias, organizadas en común (por fuera del horario de atención del negocio), pero siempre con la misma perspectiva.

El espacio hoy funciona cooperativamente junto a otros emprendimientos, todos con perspectiva feminista: remeras y tazas sublimadas, mochilas, accesorios, camisas de diseño, toallitas ecológicas, lencería con talles inclusivos, dibujos feministas en prendas y accesorios, entre otros.

¿Por qué el feminismo? Vanesa considera que el mensaje debe llegar a todos lados “sea a través de un libro, una remera o una canción”. Además, cree que este movimiento afecta positivamente a su vida y al respecto, explica: “Nos muestra no sólo una nueva forma de relacionarnos, sino que también incorpora nuevas formas de consumo y de organización en el trabajo”. Esto le permitió juntarse con otras mujeres con proyectos para darle forma a una propuesta, creando “espacios de empatía y sororidad”.  

“No es circunstancial tomar este fenómeno social, que hoy se vuelve global gracias a las redes, como perspectiva de un emprendimiento”, comenta la emprendedora y agrega: “sería imposible para mi separar el feminismo del trabajo”.

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