Con Buenos Aires cerrado por cuarentena: hay un "veranito" para los textiles de Rosario

Las casas de tela, ropa o lencería mayoristas de calle San Luis repuntan sus ventas y logran paliar la situación, debido a la imposibilidad de comprar en Once, Munro o la feria de La Salada por la cuarentena estricta

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El barrio de Once, Munro o la feria La Salada en Lomas de Zamora son diferentes nichos comerciales de la ciudad de Buenos Aires, donde muchos minoristas y personas de Rosario y la región se acercan a buscar mercadería. Si bien estos proveedores continúan trabajando de manera online, muchos de los viajes a Buenos Aires se cancelaron, a la par que se intensificaron los controles en las rutas, por lo que apareció una oportunidad para los mayoristas y distribuidores locales, que están viviendo un “veranito de compras”.

Según comerciantes de calle San Luis, Buenos Aires está “cerrado” y no se está enviando mercadería, por lo que hay algunas faltantes a nivel local. En tanto, comerciantes de zona sur explican que, en general, se está comprando poco y tratan de manejar las ventas con el stock actual. Pero, de necesitar adquirir más, están yendo a comprar a calle San Luis. “Está muy complicado para comprar en Buenos Aires, no llegan los transportes, se trata de evitar”, explicó un referente de un corredor comercial de zona sur.

Así, la merma en las ventas en el Gran Buenos Aires encuentra su espejo en un aumento de ventas mayoristas en Rosario. “Lo que más nos influye es la gente que antes se movilizaba a Buenos Aires y ahora no lo hace tanto, lo que provocó una leve mejoría en algunas áreas”, explicó Begoña Amatriain, dueña de un local de ventas de ropa mayorista y minorista en calle San Luis.

Uno de los fenómenos del momento es el aumento de ventas en las casas de tela, ya que muchas personas optaron por comenzar su propio emprendimiento de confección o arreglos. Otro caso son las mercerías, lencerías y mayoristas de ropa, ya que los comerciantes de tiendas o revendedores del Gran Rosario, o periferias de Rosario, se volcaron al corredor comercial del centro de la ciudad para abastecerse.

“Esto es un paliativo que va a durar un tiempo. Buenos Aires sigue trabajando a puertas cerradas”, explicó Amatriain y agregó: “Si bien aumentó la venta mayorista, la venta minorista es casi nula y esto nos ayuda a compensar un poco”.

Así, según explican los comerciantes, se invirtió la relación: se vende un poco más al por mayor, pero casi nada al por menor. Al estar alicaído el consumo en general, lo que hacen los revendedores son pequeñas compras semanales. En tanto, a nivel de distribución nacional, también se incrementaron con una notoria diferencia las consultas desde otras provincias en la tienda online de mayoristas locales como una alternativa.

“En mayoristas se recuperaron muchísimos clientes”, explica otro empresario del rubro textil mayorista, con locales en calle San Luis. “Volvimos a conquistar los clientes que habíamos perdido años atrás, el inconveniente es la capacidad, porque la producción también está retraída y no llegamos a abastecer todas las nuevas compras”, aclaró.

Empresarios e industriales del calzado local también señalaron que con el límite en Buenos Aires hay “un poco más de oportunidades”. Aunque para algunos se trata de un momento coyuntural: cuando se normalice la circulación interprovincial, la situación podría volver para atrás. Si bien el futuro todavía es incierto, otros empresarios consideran que esta situación podría ser un “antes y un después”. Hasta la cadena Zara sacó prendas de locales porteños para venderlos desde Rosario.

“Los revendedores se enfocaron mucho en Buenos Aires y dejaron de mirar a Rosario como proveedor, después de esto puede que quedemos mejor posicionados como mayoristas. Tengo esa perspectiva. En costos estamos mejor que Buenos Aires y la logística o comisiones rinden más”, sostuvo un empresario del sector.

A nivel local, el problema también está en el abastecimiento: las complicaciones en Buenos Aires repercuten en el mercado, por más que muchos comerciantes minoristas puedan “reemplazar sus compras”. Si bien muchos mayoristas locales no traen el producto terminado, sí se compra la materia prima en el GBA. En algunos casos hay stock, pero de continuar la cuarentena estricta podría complicarse el acceso a mercadería.

Todos los comerciantes consultados destacan el cumplimiento a rajatabla de los protocolos de higiene: la mercadería se recibe en los depósitos de transporte, se guarda allí durante veinticuatro horas, se desinfecta y luego se reparte a minoristas.

También explican que las largas colas que se ven en el corredor comercial de calle San Luis tienen que ver más con el cumplimiento del protocolo sanitario (que permite el ingreso al local según la disposición de m2), que con las ventas propiamente.

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