Las últimas contracciones económicas han alentado, en muchos casos, el financiamiento de la economía del hogar. De esta manera, en un contexto donde primó una política monetaria con tinte contractivo, tipo de cambio elevado, altas tasas de interés e inflación, y salarios reales negativos, los hogares han tratado de mantener su nivel de consumo y muchas familias recurrieron al endeudamiento para lograrlo. El Centro de Estudios Scalabrini Ortiz (Ceso) elaboró un informe donde da cuenta de estos indicadores. 

Desde el Ceso resaltan que el nivel de endeudamiento de las familias se ha multiplicado por cuatro desde 2007, registrando el incremento más agresivo desde 2015 a esta parte, principalmente en el decil de menores recursos, y en uno de los deciles de mayores ingresos. Los deudores de los estratos de menores ingresos de la población registraron los mayores niveles de mora.

En ese sentido, destacan también que el 80% de las entidades que emiten tarjetas de crédito, cobra una tasa anual por refinanciación de saldos de consumo superiores al 100%, y casi un 10% lo hace a tasas superiores al 200% (siendo la mayoría, entidades no financieras).

Además, que poco más del 80% de las entidades que ofrecen préstamos personales, lo hacen con un costo financiero total anual con impuestos (CFET) superior al 100%, y un 13% por encima del 200% (hay compañías que incluso registran tasas superiores al 400%).

En 2019, el consumo de alimentos y bebidas en el total de ventas de los supermercados ha ido en aumento alcanzando en julio un 69% (3 puntos porcentuales más que en diciembre de 2018). Los hogares financian poco más de un tercio de estas compras con tarjeta de crédito, (proporción en aumento desde 2017).

"En un contexto inflacionario, con salarios reales negativos, y donde el costo de financiación se ha incrementado de manera exponencial, sofoca a las economías domésticas que recurren al endeudamiento para acceder a bienes de primera necesidad", explica el informe.

A modo de ejemplo, el Ceso expone que si una persona posee una tarjeta de crédito cuya tasa de refinanciación es del 250%, y durante tres meses sólo puede pagar el saldo mínimo, tendrá entonces una deuda un 85% del monto inicial; si esta situación persiste, al cabo de un año ya habrá pagado 1,3 veces el monto inicialmente financiado, y aún estará debiendo más la mitad del valor original.

El informe también señala que las tasas de interés de los instrumentos financieros destinados al consumo alcanzaron recientemente los valores más elevados del año: la tasa de los préstamos personales escaló en septiembre de este año al 77%, y la tasa de interés cobrada por la financiación de las compras realizadas con tarjetas de crédito se ubicó en agosto en los 71 puntos.

La tasa de las Letras de Liquidez del BCRA (Leliq), claves para direccionar el rumbo de los resto de las tasas del mercado, alcanzó también su valor más alto de 2019 con un 85,3% (máximo histórico de los últimos 17 años).

"Al observar las tasas que cobran las entidades financieras y no financieras, la mayoría cobra tasas anuales por refinanciación de saldos de consumo superiores al 100%, siendo la mayoría de esas entidades empresas no financieras. Situación similar se registra en el caso de las entidades que ofrecen préstamos personales", señala el informe.

"Respecto a las ventas en supermercados, las familias financian más de un tercio de estas compras con tarjetas de crédito, y el peso relativo del consumo de alimentos y bebidas en el total de ventas en supermercados ha aumentado respecto de 2018, alcanzando en julio casi el 70%", concluye.