Carne: el nivel de faena en tendencia creciente en Argentina

El relevamiento de Rosgan muestra que no sólo la actividad de faena no se vio frenada por el coronavirus, sino que además se ve impulsada por un elevado nivel de oferta. Las perspectivas futuras

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A contramano de lo que sucede en el resto del mundo, la actividad de faena en Argentina no ha detenido su marcha. Más allá de algunos casos puntuales que requirieron el cierre temporal de determinadas plantas, la industria en general ha mostrado una eficaz reacción al adecuar rápidamente sus protocolos de trabajo, permitiendo la continuidad de la actividad sin mayores riesgos sanitarios para el personal.

Según el informe del mercado ganadero, Rosgan, la actividad de faena no se vio frenada por el coronavirus, sino que además se ve impulsada en tendencia creciente por un elevado nivel de oferta.

En mayo se faenaron 1,168 millones de cabezas. Si bien comparado contra mayo de 2019 supone una leve baja del 1,2%, ajustado por el menor número de días hábiles de este último mes (19 vs 22) la variación se traduce en una suba del 14,4% interanual, repitiendo prácticamente el mismo comportamiento que en el mes de abril. Es decir, que en los últimos dos meses de plena cuarentena la faena diaria mostró un incremento superior al 14% interanual y del 17 al 21%, si se lo compara contra el promedio ajustado de los últimos 12 años.

En los primeros cinco meses del 2020, la faena bovina alcanzó un total de 5.633 mil cabezas, un 4,3% más un año atrás (5.398 mil cabezas), solamente superado por el máximo de la serie analizada, registrado precisamente en el 2009 (6.369 mil cabezas) en plena fase de liquidación.

En términos relativos al total anual, en 2010 se registró el máximo de la serie (43%) tras una fuerte aceleración de la liquidación. En el extremo inferior se encuentra el 2019 con un 39% contra un promedio de la serie en torno al 41%.

Es decir, las 5.398 mil cabezas faenadas de enero a mayo del año pasado terminaron explicando el 39% de los 13.937 mil vacunos faenados en todo el año. Sucede que durante el segundo semestre la oferta de animales destinados a faena se apoyaba en una sólida capacidad de compra de la industria, ante la gran aspiradora que representaba China en el mercado de exportación sumado a Europa y al resto de los mercados, plenamente activos.

Sin embargo, la realidad actual es otra. La capacidad de compra de la industria exportadora se ubica cerca de un 30% por debajo de los niveles registrados un año atrás. El mercado interno, que durante las primeras semanas de aislamiento parecía no tener límite para el abastecimiento, comenzó a hacer notar su debilidad tras una prolongada cuarentena que afecta de lleno el ingreso del consumidor promedio.

Según el Rosgan, el mercado ganadero está ingresando a una importante fase de capitalización movido por la ausencia de alternativas de colocación y resguardo de activos. Es así que todo animal que sale terminado del campo rápidamente es repuesto. Asimismo, la faena de hembras viene descendiendo no solo en participación sino también en términos absolutos. En mayo, la faena de vacas registró una baja del 3,6% en relación a mayo 2019 mientras que la baja en vaquillonas registró un 8,6% interanual.

En suma, la hipótesis que más fuerza adquiere bajo el actual contexto es la de una aceleración de la faena durante estos primeros meses del año, para luego ingresar a una fase de leve desaceleración, producto de la prolongación de ciclos productivos y una mayor retención de vientres como reserva de valor.

Apoyándose en el análisis anterior, y asumiendo que estos primeros meses de faena estarían mostrando cierta aceleración en relación a un año promedio, se puede extrapolar a modo indicativo el nivel de faena esperable para el presente año. Bajo esta lógica, si las 5.633 mil cabezas faenadas de enero a mayo explicaran entre el 41% y el 43% de la faena anual (correspondiente al promedio y máximo de la serie), el volumen proyectado estaría arroyando aproximadamente unos 13,5 millones de cabezas, 3,5% menos que el año previo y similar al 2018.

De concretarse este escenario, en 2020 se estaría comenzando a curvar ligeramente la tasa de extracción del stock nacional luego de tres años de tendencia creciente.

"Los ciclos ganaderos comienzan a gestarse con mucho tiempo de antelación. Estar atentos a estos pequeños cambios de tendencia, permite no solo convalidar las expectativas del sector sino además ampliar el horizonte de análisis transcendiendo a la coyuntura actual", finaliza el informe.

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