12 Horas en la “otra” Florida

Un recorrido por Fort Lauderdale, sus playas y su gastronomía

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Fort Lauderdale está a sólo 45 kilómetros al norte de Miami pero parece que estuvieran separadas por un océano. La forma, el estilo, el ritmo de vida, la tranquilidad del discurrir diario, las playas y la gente hacen que sea otra Florida, esa que estamos visitando.

Para empezar un paseo por Fort Lauderdale, recorramos Fort Lauderdale Beach Boulevard (continuación de la afamada A1) subiendo desde la derecha donde tenemos el mar.  Una pared de ondas blancas separa la arena y las palmeras de la vereda con una prolijidad envidiable. El recorrido regocija la vista, al final de la playa ancha el mar esmeralda y el sol arriba inclaudicable.

La primera parada podría ser en el bar “El Vez “ del Hotel W sobre la esquina de Bayshore Dr  se asoma entre cactus, acero, vidrio y una ambientación de primer nivel la recreación más playera y americanizada posible del desierto mexicano. Excelente decoración, un gran entorno y una atención excelente. El bar tiene una barra central que se destaca y marca el lugar. Más adentro sillones de cuero, mesas de madera, calaveras coloridas y más reminiscencias mexicanas.  De entrada una “Tito Santana Guacamole” que es una combinación perfecta de mango, pimiento rojo, jicama, chile habanero y chile serrano (cuidado con esto…) más la famosa palta de todo guacamole. El plato principal que aconsejo es la fusionada “Tostada de Mariscos”, una enorme tostada  con langosta, langostino y cangrejo en ceviche, un destello de piquillo habanero y alioli para tratar de suavizarlos y sacarle todos los sabores para arriba. Para calmar la sed y el picor nada mejor que una margarita “El Vez Perfecto”. Tequila reposado, licor grand marnier, lima y sal.

Después de un almuerzo enfrentando la brisa del mar y disfrutando la clase de El Vez el camino debería seguir hacia el norte siguiendo por el North Beach Boulevard, pasando el parque Birch a la izquierda hasta Lauderdale Beach, donde la avenida se ensancha y se corre a la izquierda alejándose del mar para dar espacio a grandes edificios de departamentos y plazas de negocios que combinadas con las palmeras centrales lo hacen a mi juicio uno de los lugares más bonitos de la ciudad. Hay que seguir camino hasta Commercial Boulevard y doblar a la derecha hacia el mar para dejar el auto por ahí, como se pueda, pero siempre respetando las indicaciones porque cualquier error puede costar muy caro. El boulevard continua, de alguna forma, más allá del asfalto en un muelle enorme que se adentra en el mar. La idea es disfrutar del agua, entonces bajamos a la arena y caminamos al borde del agua hasta encontrar un lugar donde pasar un buen rato. Las playas son siempre amplias, aquí quizás un poco más concurridas, pero nunca atestadas de gente. El mar en Fort Lauderdale es transparente casi siempre, cálido también y con oleaje pero seguro. Vale la pena pasar un rato al sol disfrutando del paisaje.

Abandonando la playa hay dos caminos para recargar energías, uno es acercarse al bar del muelle mismo el “Organic Beach café” un lugar bastante particular cuya mayor virtud es estar en el lugar en que esta o caminar hasta el North Ocean Beach Bvd y cruzando la calle visitar BurgerFi. Esta propuesta que está creciendo tanto en USA es una cadena de hamburgueserías donde uno puede “hacer su propia hamburguesa” de alguna forma o disfrutar de una comida rápida con cierto nivel de elaboración orgánica. Recomendada la BurgerFi Bacon Cheese Burger con (para mi) el mejor adicional Palta Frita. Para seguir la onda orgánica la opción es (entre otras) la VegeFi Burger con Quinoa.

Ahora un poco al sur bajamos hasta Las Olas Bvd, famoso por su entorno y por ser de alguna forma la entrada a la zona de los canales, que hace que Fort Lauderdale sea conocida también como la “Venecia americana”. Doblar a la derecha nos hace entrar en otro ritmo, una calle ondulante que nos va mostrando canales, casas hermosas junto al agua y barcos enormes que a veces no sabemos cómo llegaron allí. La calle se mueve entre palmeras, barcos y agua, después se hace angosto y frondoso entre árboles como si fuera la calle de un pueblo cualquiera. Pequeños negocios, restaurantes boutique y un par de cuadras más adelante doblamos a la derecha en Federal Highway hasta el Sunrise Boulevard donde otra vez doblamos a la derecha para llegar al The Galleria at Fort Lauderdale. Un mall enorme con todas las marcas que buscás, desde Macy´s a Apple pasando por H&M y Starbucks.

La despedida después de tanto movimiento podría ser en el Bokampers Bar & Grill al costado de Oakland Bvd y por supuesto junto al agua. Es un bar enorme, completamente abierto en su parte más grande, al costado de uno de los canales. Repleto de televisores con los deportes más diversos, un lugar donde comer una  hamburguesa o una ensalada Cob, que recomiendo, y tomar alguna cerveza mientras ves la luna iluminar el canal y los parroquianos reírse y enojarse con cada triple de basket o bateo de béisbol.

Autor: Marcelo Lopez
Facebook: @tecuentodelviajemarcelolopez
Instagram: @marcelolopezcba

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